Una de las primeras notas de este blog ponía la lupa en la falta de ideas en las propuestas gastronómicas o bares de la ciudad.
Por suerte, y por emprendedores con sentido común por sobre cualquier teoría, hoy puedo dedicarle un espacio a otro buen descubrimiento que me regaló mi barrio, muy cerca de la plaza 9 de julio.
 

 
 
Saavedra casi Alemania, donde estuvo el pelotero “Chaucha y Palito” y el estudio de danzas de Soledad Casas. Ahí está una de las cantinas más pintorescas que vi desde que tengo memoria profesional.
Su dueño: Mario Latina, famoso por la cantina en el Club Junín, el Círculo Sirio y el catering de eventos. Primero fue “Como en aquellos tiempos” y desde este verano es “El último enganche”. Un nombre medio firulete que se explica en su propuesta con alma futbolera.

Tiene patio adelante, con esas lucecitas de kermese que le dan una onda Palermo Hollywood. La estructura de la casa es vieja y sencilla, con un alto techo de mampostería tapizado con camisetas de clubes locales, nacionales y hasta una napolitana original de Maradona!.

Las paredes están repletas de chapas, cuadros y envidiables tesoros de colección. Conviven desde Gardel o Roberto Arlt hasta tapas de El Gráfico. Como en la sabinera “Dieguitos y Mafaldas”, sólo debe faltar la virgen de los vientos… Eso sí, son bastante más que 20 años cosidos a retazos. Hay reliquias que, tal como pasa en el almacén campero Fortín Colorado, llevan los mismos clientes (obsequio o préstamo) como tributo a la mística del lugar.

También ves una guitarra eléctrica intervenida y hasta un disco de vinilo incrustado en el revoque, además de las clásicas e infaltables publicidades de Geniol, Branca o Quilmes.
Sobre el mostrador hecho con puertas antiguas, podés encontrar desde un sifón hasta un Winco, y en las estanterías de ramos generales, desde unos antológicos tarros de dulce de leche Argenlac hasta las mini botellitas de Coca Cola que todos tuvimos de chicos.

 
Modestas mesitas de madera (una redonda con dibujo de pelota) con sillas de caño y cuerina completan un ambiente relajado y cero careta, para disfrutar en familia o amigos, como si estuvieras de sobremesa en la cocina o el quincho de tu casa.
Ah, al fondo hay un rincón especial de Lucas, hijo de Mario y artista de los tatoos desde 1999.
¿Qué se come en “El último enganche”?. Menú simple y sabroso de rioba. Recomiendo las papas cerveceras con cheddar, las empanadas de carne cortada a cuchillo o el sándwich de la casa con carne desmenuzada y cebollas caramelizadas. La Barba Roja no la pude probar porque cuando fui no había…
Volveré, así que te prometo completar esta misma nota con más detalles.