Mi mirada sobre un video «preventivo» donde no pudieron «prever» ni el título…

Tip de expertos: lo importante no es que se repita una palabra sino que quede bien el diseño…

Era obvio que llegaríamos a este punto. Torcer la inercia en casos tan complicados y tan mal manejados no es moco ni tos seca de pavo…

En medio de la decadencia generalizada y de riñas políticas miserables no puede salir nada positivo aparte del PCR.

En este contexto, algunos comunicadores juninenses esperan que campañas “ligeritas” (y con evidentes otros fines…) logren cambios de hábitos en pos de hacer más leves los efectos de la pandemia más cruel de los últimos 150 años.

Una nota sobre el “granito de arena” publicitario que en medio del caos se pareció bastante a un efímero MEME de Instagram…

EXPECTATIVA

REALIDAD


El mejor equipo de los últimos…

La historia es así. Hace un par de semanas, durante la fase 3 “adaptada” (por el mismo coherente muchacho que después de denunciarlo por malversaciones y delitos varios se sacó “sentidas” fotos sobre el féretro de Meoni), Junín tuvo los únicos resultados que podía tener.

Mientras tanto, y bajo el slogan “La premisa es ayudar”, un equipo integrado por la Sociedad Comercio e Industria, la Sociedad Rural, la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina (ATSA) y el Sindicato de Empleados de Comercio (SEC), lanzó un video con “personalidades destacadas” de Junín para concientizar a la sociedad sobre el Covid-19.

Pese a estar desarrollado por un grupo de “comunicadores”, el spot no resiste la primera lectura. Literal. El texto de apertura salió mal escrito sin que nadie lo advirtiera.

Aún así, los involucrados se enorgullecieron por el fruto grupal. No son pocos los que suponen que un trabajo en equipo “per se” deriva en mayor calidad. Pues depende de la calidad individual que estás juntando!. Si un técnico convoca 11 pataduras sólo tendrá como resultado un equipo de… 11 pataduras!!!. Corta la bocha.

En el caso del spot queda claro que 40 ojos no vieron más que 2 o 4… O quizás alguien lo vio pero como ya tomaron por costumbre, aplica el famoso “si pasa pasa” (o “siga siga” ante la falta no cobrada en la cancha…).

Después de todo, lo importante es arrobarse entre ellos para las redes!

¿Y qué pasó?. Obvio que se los dije en el mismo posteo del «orgullo»:

“Una pena que entre tanto equipo no haya habido uno que detecte el error… Muestra de que no siempre la cantidad hace a la calidad. Con una simple lectura previa alcanzaba”.

Aquí una de las respuestas a la altura (del spot…):

En defensa de lo que según ellos fue un “mínimo error”, aparecieron los argumentos más irrisorios, como por ejemplo que fue producto de la “emoción y dedicación” con el que se hizo. Como si un alumno se justificara con un “estudié emocionado y le puse toda la dedicación pero no me sale”. ¿Cómo se lo evalúa?.

También lo adjudicaron al “apuro” con el que se elaboró. ¿Apuro?. Como si fuera un terremoto anunciado 2 días antes… Hace 1 año y medio que estamos en pandemia!!!. ¿No será que por querer estar en mil cosas no están en ninguna con la “dedicación” que amerita?. Tengo apuro porque tengo que terminar 800 cosas más…

Como siempre, fui directa en mi opinión:

La pifiada fue un ejemplo de la “enorme capacidad de superficialidad” con la que, lamentablemente, se trabaja en el rubro publicitario.

Es producto de “pensar que tener impacto y visibilidad instantánea es lo más importante”… decía justo por esos días Fernando Vega Olmos, uno de los máximos referentes de la industria publicitaria nacional e internacional.

¿Y qué más ocurrió?. Lo previsible. Ni bien quedaron expuestos ante el error, intentaron zafar con la misma “calidad” de argumentos.

Primero resultó que no eran 20 sino 5. ¿Quiere decir que se anotan todos para figurar pero cuando las papas queman no queda ni el loro para repartirse las culpas?.  (Los éxitos tienen muchos padres pero los fracasos son huérfanos…).

Y peor. Porque si fueron 5, y entre esos no había redactores (sólo diseñadores o editores), le dan más sustento a mi juicio: se hizo con los textos tomados de los pelos, con el mero fin de decir “pusimos nuestro granito” con un video…

Entiendo que se descoloquen y traten de evadir como les sale. Pero hubo una respuesta de uno de los autores que si no fuera porque la capturé, cualquiera diría que estoy haciendo una broma…

Quedó clarísimo por qué no pudieron corregir el error… «Hay» Dios…

Definitivamente era mejor que no aclararan nada!!.  La verdad que si lo querían hacer a propósito no les salía tan bien. Grotesco papelón. Y todo porque se metió como vocero el editor cuando mi comentario nunca apuntó a la calidad fílmica del material. Sólo dije que era evidente la MIRADA SUPERFICIAL para que se les pasara por alto un error tan básico.

A propósito, también dije que me sorprendía que hasta una docente, agente de prensa y consultora en Comunicación ponga LIKE en un mensaje con varios errores de ortografía. ¿Y después la cuestionada soy yo por señalar las malas prácticas?.

¿Respuesta de los aludidos?. Bloquear mi perfil y, si fuera posible, censurar cualquier comentario que les afecte la «inmunidad de rebaño»…

En fin. Ya sé que no van a blanquear el “algo tenemos que hacer para rellenar, justificar, cumplir, figurar, etc”, pero podrían disimularlo con más dignidad.

Con la buena voluntad no alcanza…

No pretendo que la pieza sea digna del Consejo Publicitario Argentino. Tampoco espero un golpe bajo como el sidoso by Toscani para el Benetton de los 90 o que convoquen al “Cuchi Tristeza”, el personaje de Capusotto que te da tips para documentales sensibles…

Pero de ahí a 8 agencias/entes/especialistas para ese contenido estudiantil…

Para empezar:

¿Por qué creen que a un público harto de restricciones y al borde de la desobediencia civil le va a “llegar” una serie de obviedades impostadas?.

Porque aclaremos algo: mientras la efectividad/credibilidad de la comunicación depende (y cada vez más) de la autenticidad del emisor, acá fueron personajes a los que sólo les faltaba sanitizar el machete en cámara…

Participaron todos conocidos de Junín (ponele), que serán todos muy buenos tipos (tipas, tipes y tipitos) pero se limitaron a darnos las noticias a lo Romina Malaspina… “Que se viene más brava, que se picó, que no nos tenemos que relajar y que si no nos cuidamos alguien se puede morir”… Bueh… Juanita Viale también dijo que los niños son los adultos del futuro…

Pensar que Piaget dijo que la segunda etapa del lenguaje (7/8 años) aparecen las primeras oraciones complejas y se adapta la información al interlocutor para poder influir en su conducta. Pobre Piaget, creo que hoy hubiera elegido ser relojero…

«El parlamento del actor hace a la calidad de la película», decía la gran China Zorrilla. Entonces, si les das esa chatura de libreto, por más que lo digan haciéndose un harakiri en las tripas no te van a mover ni el elastiquito vencido del barbijo.

Mirá las escenas (el video seguro ya lo viste porque según ellos fue muuuuy difundido)


Aparte de la falta de originalidad y relevancia en los textos ¿cuál sería el “call to action” de alto impacto a la altura de semejante situación?.
¿En serio creen que por un compendio de frases hechas alguien puede cambiar su conducta (léase cumplir las reglas) en pos del bien común?.

Los especialistas hablan todo el tiempo de los tremendos efectos psíquicos que tiene el Covid como enemigo ominoso e imprevisible. ¿Los escucharon antes de sentarse a guionar un spot dirigido a sujetos fatigados y angustiados en medio de la infodemia?.

Y mejor ni opino del “valor testimonial” que puede tener un líder de una banda de reggae para instarnos a que nos cuidemos de algo… Ni el más “Bob” se lo cree.

No sólo es una pieza endeble sino más aislada que covidoso en Tristán de Acuña…

¿En serio un gran equipo de comunicación cree que una campaña sin continuidad en el tiempo y en otros medios/acciones puede tener algún efecto en la audiencia?.

En fin, un nivel de precariedad estratégica que ojalá no se siga contagiando porque para eso no hay vacunas.

De nuevo:

No basta con la intención o la voluntad. Como en todo, debe ir acompañado de saber y compromiso.

“Alguien tiene que decirlo”…

Me siento Feinmann en Radio Rivadavia. Y sí, yo elegí ponerme en este lugar de supervisora que algunos ven “feo”. Bueno, capaz es más “lindo” quedar como iluso, superficial, cómodo o cómplice… Cada uno es dueño de su imagen.

Sé que molesta y lo lamento, pero yo decido qué decir, cómo y cuándo. Porque aparte de que existe libertad de expresión, soy profesional publicitaria con 25 años de experiencia y fui durante 13 responsable de comunicación en las dos empresas de salud más importantes de la ciudad. Si hay alguien con autoridad para hablar de este tema en Junín es “la del blogcito” de Marketing…

Además:

La Publicidad es una actividad auto-regulada (no colegiada). Si no nos auditamos entre nosotros ¿quién se supone que va a hacerlo? ¿el Colegio de Martilleros? ¿la Sociedad Rural? ¿el Tribunal de La Haya?.

Por lo tanto, eso de «no hay que hablar de los colegas» es una falacia. La nuestra es una actividad que entre sus actores debe marcarse sus propios límites.

Pero el “gran equipo” de comunicadores prefiere CALLAR. Se mutea para que nada mute… Pasa que para ellos el problema no es el error sino que alguien se los marque, que se haga visible. Y como la situación los supera, se enojan y pretenden silenciarte, como si fuera posible en tiempos digitales. Pucha che, no aprendieron ni lo que pretenden enseñar. Manga de “kokemones”…

Ya conté que en Junín el “corporativismo” muestra la hilacha cada día. Varios colegas se “protegen” por básicos y distintos motivos: son amigos, socios comerciales o políticos.

Por eso se normaliza (en el sentido que no dicen ni mu) que alguien se copie un video de Nacha Guevara o se apropie con total descaro un logo de Maradona. Una ética profesional tan distorsionada como el que cree piola al flaco de Berazategui que se compró el dominio de Google…

Por suerte estoy en la otra vereda. Yo sí observo, alerto y señalo. ¿O acaso es más «productivo/constructivo» hacer la vista gorda en pos de cuidar intereses personales o sacar ventajas laborales?. Porque, repito, los que defienden lo indefendible o patalean ante la crítica lo hacen por cuidar su propio kiosco.

CONCLUSIÓN:

En Junín, en tanto parte de Argenzuela, la mediocridad también configura la “nueva normalidad”. Como en todo, y por suerte, hay excepciones. Pero está clarísimo que lo bueno no es lo que abunda…

Para variar, en el rubro marketinero son siempre los mismos los que pifian, se encubren y levantan temperatura como síntoma de un virus que avanza desde hace décadas: el todo se tapa, nada se cuestiona. O sí, sólo se cuestiona al que cuestiona!.

Eso pasó con el spot “multi institucional” que nació chingado desde su primera placa.

Para terminar, me queda la duda. Existe la posibilidad que lo mal escrito no les haga ningún ruido y entonces ni entiendan por qué se los critica…

A propósito, hace unos años hice una nota citando al pedagogo suizo Pestalozzi para ilustrar la falta de rigor en los textos publicitarios vernáculos.

Tomé puntualmente un aviso de la agencia local Le Coq para “La casa de las Herramientas” que no calificaba ni para boceto. Y entre otras cosillas, en tal oportunidad escribí: “En publicidad primero hay que saber pensar, después filtrar, pulir, testear, revisar, para luego publicar…”.

Y bueh… A la vista de los resultados, mi nota de «concientización» sirvió tanto como la cuarentena del año pasado…

A todos nos puede fallar…